jueves, 24 de abril de 2014

Nuestra experiencia en el 8º Remate de libros en el Auditorio Nacional


Lo sabemos, ya pasaron casi dos semanas y apenas estamos hablando de ello. ¿Qué caso tiene ahora? Pues que podemos encontrar pros, contras y a quienes se les antoje ir por primera vez el siguiente año pueden hacerse una buena idea de lo que pueden encontrar. Además se los debíamos y una promesa es una promesa, así que después de esta disculpa podemos comenzar.

¿Qué es el gran remate de libros que organiza el Auditorio Nacional cada año? Pues eso. Es un evento que se organiza desde hace ocho años y que tiene como finalidad ofrecer diversas publicaciones que estuvieron en bodega a un precio muy por debajo del usual. Participan más de doscientos sellos editoriales que ofrecen una enorme cantidad de títulos a precios muy bajos.

Esta debo admitir, es mi segunda vez. Lo primero que deben hacer es preparar sus ahorros un año antes porque hay mucho que admirar y que adquirir. Lo segundo, tomarse todo un día para asistir. Puede sonar exagerado pero así es. 

¿Cómo llegar? Es muy fácil, tan sólo hay que llegar a la estación del metro auditorio y saliendo de ahí basta con cruzar la calle. 

La entrada siempre es totalmente gratuita y entrando encontraran un módulo de información. Ahí tienen mapas y si es que tan sólo buscan una editorial en especial pueden incluso pedir que los envíen directamente a su stand. En esta ocasión se utilizaron los dos pisos y la explanada, cosa que no ocurrió el año anterior. El tercer piso contenía los stands de contenido infantil. La oferta de títulos y objetos fue muy variada y extremadamente accesible, además los libros estaban en muy buen estado. También establecieron un área de entretenimiento infantil ofreciendo lecturas en voz alta, funciones de teatro, área de lectura y trueque de libros.

El segundo piso fue adecuado más que nada a las cuestiones random, es decir, librerías que ofrecieron el contenido de su bodega sin importar su sello editorial. 

La parte más grande, evidentemente fue la explanada. Excepto por un pequeño escenario de presentaciones, estuvo plagada de sellos editoriales. Lo que hicimos este año fue caminar por todo el auditorio antes de comprar algo, esto porque suele pasar que has gastado todo lo que traías y de pronto encuentras algo que hubieras comprado en lugar de lo que ya tienes. Lo más sorprendente es que conocimos a Mario Cruz (autor de ese libro que se salvó de ser quemado, cfr. otras publicaciones de Alma en la Caja). Había miles de ofertas, libros baratísimos y los stands más grandes tenían una oferta innumerable: Colofón, Acantilado y Siruela. Ediciones B. Santillana, Alfaguara. FCE y Planeta. 
Selector nos sorprendió por su ausencia de títulos y en Ediciones B descubrimos que todo lo que ofrecían era más de lo mismo.

Por alguna razón este año no nos sentimos realmente inspiradas por la oferta; sin embargo lo que sorprendió realmente fue ver a tantísima gente asistiendo al evento y arrastrando carritos enteros de libros. Cómo es que se dice que la gente no lee... tal vez será que no leen lo que algunos puristas llaman "literatura" como tal, pero pudimos comprobar que la gente en México sí lee. 

Terminamos molidas, pobres y con unos cuantos títulos nuevos, perdimos todo el día. Lo único que nos gustaría es que lo hicieran dos veces por año.

By Alma

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